¿Quién era? Óscar Alfredo Ruggeri, El Cabezón, (Rosario, Argentina, 58 años) es el único jugador que ha pasado por Boca, River y Real Madrid. Con los millonarios ganó una Liga, la primera Libertadores del club en 1986, una Intercontinental el mismo año y la Copa Interamericana en 1987. En 1988 dio el salto a Europa tras fichar por el Logroñés. Un buen año en Logroño le llevó a firmar por el Real Madrid, pero sólo una temporada después regresó a Argentina. Tras su experiencia en el conjunto blanco, alternó etapas en Italia (Ancona), México (América), España, en el Jaén, y se retiró definitivamente en Lanús en 1997.
¿Dónde empezó? Ruggeri debutó en Primera en Boca en 1980. Sin embargo, debido a la mala situación económica del conjunto xeneize, se marchó a River en 1985. Aquel traspaso no le gustó a los hinchas de Boca y le intentaron quemar su casa sin importarles que sus padres estuvieran dentro. El jugador fue a hablar con el jefe de las barras bravas de Boca, que negó su participación en los hechos. Finalmente, los autores del incendio murieron en un accidente.
¿Por qué se le recuerda? Ruggeri era un central cuyos marcajes al hombre destacaban por su dureza. Su único objetivo era anular al rival que le tocara en suerte. Fue Campeón del Mundo en 1986 con la albiceleste y los argentinos aún recitan de memoria el once de aquella final en México: Pumpido; Brown, Cuciuffo, Ruggeri; Giusti, Olarticoechea, Batista, Enrique, Burruchaga; Maradona y Valdano. Entre 1991 y 1993 fue capitán de la selección y levantó el último trofeo cosechado por Argentina, la Copa América de 1993.
¿Qué hace en la actualidad? Fue entrenador tras su retiro. Sin embargo, aparcó su carrera como técnico en 2006, en el mismo banquillo en el que comenzó, el de San Lorenzo de Almagro. Actualmente, es comentarista en Fox Sports en Argentina.
¿Sabías qué? Ruggeri tuvo un efímero paso por el Real Madrid. Su rendimiento fue notable en su única temporada en el club blanco, la 89/90. A pesar de sus prestaciones, el entrenador Toshack decidió no contar con él. Él exigió el abono de todo su contrato y boicoteó al entrenador para conseguirlo si querían que se marchara. Por eso aprovechó para afeitarse en medio de una charla o para tomar el sol durante un entrenamiento. Sus compañeros le preguntaban: “¿No tienes casa”.