El fútbol es diferente, sino que se lo digan a Salvador Chirino que, cuando a los 13 años se sintió atraído por el mundo del arbitraje, nunca pensó que recorrería las bandas del Santiago Bernabeu, San Siro o el mítico Wembley. Y es que su vida es la fábula del modesto que acaricia la gloria con los dedos. En otras palabras, es el cuento del halcón negro que se convirtió en ídolo a orillas del Atlántico gracias a la Sección Chirino.
Y es que Chirino no fue un asistente cualquiera. El de Zahara de los Atunes asistió con su traje de gala, entre otros muchos eventos, a 25 partidos de Champions League, 12 partidos de selecciones absolutas, una semifinal de Copa de la UEFA, una final de la Supercopa de España y 3 finales de S. M. el Rey, en una de las cuales fue, incluso, blanco de los chascarrillos de Don Juan Carlos. Tras su retirada, el Cádiz CF le obsequio con un puesto como delegado y sus compañeros de Airbus, donde ejercía como técnico superior, idearon la organización de una peña a su nombre. El resto es historia.
