El Rayo es un club peculiar. No porque su estadio no tenga gradas en un fondo, sino por el cúmulo de circunstancias que le rodean. Entre ellas, su capacidad integradora para disfrutar del fútbol como un espacio en el que no haya discriminación alguna por condición sexual. Una realidad que ha tenido su culmen en la 37ª edición de FITUR, donde su presidente, Martín Presa, ha sido premiado por combatir la homofobia.
La historia viene de lejos. En concreto, en el momento en que la mítica franja roja cambiaba su color por los de la bandera LGTB. A partir de ahí, si los jugadores portaban una pancarta en la que se podía leer: “Rayo Vallecano contra la homofobia”, la grada, con suelta de globos de colores incluida, no era menos con su lema: “All Colours Are Beautiful” (“Todos los colores son bonitos”). En definitiva, en Vallecas se es diferente.
