Soñando en equipo

Celta de Vigo

Cada vez que hay una cita importante en Vigo, la grada de Balaídos responde para intentar llevar en volandas a sus futbolistas. Equipo y afición son uno, hay comunión. Porque la ciudad olívica rezuma ilusión después de tres finales perdidas, después de muchas lágrimas derramadas. Y es que, tras el último partido de Copa, tanto seguidores como jugadores están convencidos de que, una vez tumbado un gigante como el Real Madrid, nadie podrá con ellos. El pueblo está entregado a la causa y en la ría pintan copas.

Bengalas, bufandas y mucho entusiasmo fueron tendencia. Los aficionados celtistas participaron de primera mano y la `Gran Quedada´ fue el punto de partida. La excusa perfecta para que las peñas se reunieran en las inmediaciones del estadio para entrar al unísono con el himno a capela surgiendo de sus gargantas. Así, el encuentro comenzó en desigualdad desde el minuto 1, jugaba la grada. El resultado final fue lo de menos (o no) porque para la eternidad queda un feudo de humildes y valientes que apoyaron a David frente Goliat y que encontró en las imágenes del club el mejor de los agradecimientos.

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De joven jugaba al fútbol sin cansarme demasiado porque por las noches me sacaba el graduado. En la ciudad de Marbella crecía y vivía sin hacer mucho caso de la climatología. Sin comerlo ni beberlo llegue a Valladolid donde en periodista allí yo me convertí. Punto y aparte, me busqué las habichuelas en una lluviosa Londres y volví a Madrid para llegar a ser consultor, creativo y diseñador. Sobrevivo como soldado de fortuna en esta web.