
¿Qué sería del fútbol sin los jugadores? ¿Y qué sería de la afición sin las peñas? Dos mundos paralelos que tienen un nexo de unión en la pasión por este deporte. Pasión que comparten y por la que confluyen en una dinámica inseparable pero ciertamente desconocida. Una mística que Robert Fernández, secretario técnico del FC Barcelona, descubre en una entrevista en la que habla sobre el movimiento peñístico culé y su relación con los jugadores.
Percepción
El también exfutbolista del conjunto catalán narra que la percepción que el profesional tiene del mundo de las peñas cambia el día que cuelga las botas. «Con el tiempo quieres saber quiénes son toda esta gente que anima y viaja a los estadio, pero también a tantos otros que no pueden ver al Barça en directo. Todos son igual de importantes y las peñas integran esta increíble masa social azulgrana que encuentras en cualquier lugar del mundo».
Distancia
Distancia. Esa es la palabra que define la relación entre profesional y aficionado hasta la retirada. Una frialdad motivada por la propia profesión, enfocada al juego, el entrenamiento, los partidos y la competición. «Aunque no lo parezca el futbolista apenas dispone de tiempo, son muchos los partidos, domingo y miércoles sin descanso y citas internacionales para la mayoría lo que no les deja casi tiempo».
Profesionalismo
Una rueda de profesionalismo que desde el club catalán tratan de paliar con la presencia de exjugadores, directivos y ejecutivos, para que puedan ir cada vez más a actos donde se les requiere. Una realidad de la que «el mismo aficionado y el peñista es consciente». Algo sobre pide comprensión: «Hay que entender lo básico que resulta la concentración y sobre todo el descanso. Deben cuidarse. Ahora hay un perfeccionismo en todo que antes no se exigía, todo cambia y evoluciona», concluye.