¿Por qué somos turcos?

RC Deportivo de La Coruña

Varias son las denominaciones para referirse al Deportivo de La Coruña. Una de las más utilizadas es la de turcos. Un origen cuya pregunta no tiene una única respuesta concreta, sino varias. Y entonces, papa ¿por qué somos turcos?

Tino Fernández, presidente del Dépor lo tiene claro, no hay explicación concluyente. Que si la forma de la ciudad, que si los corsarios, y así un largo etcétera… historias que confluyen con las versiones del monologuista Víctor Grande, que apunta que «antes cuando el Deportivo viajaba a Vigo lo hacía en un autobús llamado Tourcoruña. Por el desgaste, finalmente el uña quedaba más tapado, leyéndose solo Tourco». Algo que corrobora Nacho Carretero, de El País, «no es lo más creativo, pero es más factible que otras teorías».

Versión celeste

Desde Vigo se alude al poco galleguismo de los habitantes de La Coruña. Una historia que tiene como origen un símil según el cual muchos turcos reniegan de Asia queriendo formar parte de Europa, al igual que «los coruñeses renuncian a ser gallegos y se sienten más españoles”, apunta Germán Bodarro de la Cadena COPE. Un dato al que el Rubén Ventureira añade una nueva referencia, en concreto una “invasión de piratas que pasaron por Vigo y Cangas causando destrozos», y claro está, la mayoría eran turcos. Todo ello sin olvidar el disco de los Resentidos, titulado Fracaso Tropical, que incluye la canción ‘Por alí, por alá’ que dice eso de “no son galegos, son turcos”.

Apodo histórico (o no)

Un sobrenombre que tiene su punto histórico, como recuerda Xulio Ferreiro, alcalde de la ciudad, ya que “a partir del accidente del Mar Egeo, decían que desde Coruña se veía el Mar Egeo, así como que Coruña era Turquía. Un insulto que se ha convertido en un orgullo. Se ha integrado algo ofensivo haciéndolo algo de lo que estar orgullosos”. Punto y final que comparte el periodista Juan L. Cudeiro: “Desde Vigo se nos llama turcos, pero al final en Coruña lo aceptamos. Por una vez, nos ponemos de acuerdo el sur con el norte”.

Compartir
Artículo anteriorUn «sí quiero» en Levante
Artículo siguienteMadrid, contra la homofobia
De joven jugaba al fútbol sin cansarme demasiado porque por las noches me sacaba el graduado. En la ciudad de Marbella crecía y vivía sin hacer mucho caso de la climatología. Sin comerlo ni beberlo llegue a Valladolid donde en periodista allí yo me convertí. Punto y aparte, me busqué las habichuelas en una lluviosa Londres y volví a Madrid para llegar a ser consultor, creativo y diseñador. Sobrevivo como soldado de fortuna en esta web.