El Rayo Vallecano visita el Carranza (domingo, 18.00) cargado de nuevas energías con Míchel como técnico. El duelo entre madrileños y gaditanos tiene un tufillo a fútbol de siempre, de los 80 y los 90, de dos currantes en esto de la pelota. Terminada la primera vuelta de la temporada, los de Vallecas esperan repetir el mismo resultado de la ida, 3-0, pero en Cádiz no están para gaitas y menos cuando está en juego la promoción de ascenso.
Si sobre el césped el partido tiene emoción y sabor añejo, en las gradas la fiesta va a ser de las gordas. Y es que de sobra conocido es el hermanamiento entre ambas federaciones de peñas, por lo que si los andaluces se sintieron como en casa en Madrid, los de la franja no se sentirán menos en la cuna del pescaíto frito. Ya lo explicaba tiempo atrás Gelo Domínguez, presidente de la Federación de Peñas del Rayo Vallecano, que destacaba que «ambas aficiones tienen una idiosincrasia parecida y un carácter muy especial».
Por todo ello, no será un encuentro cualquiera porque lo previsible es que se desplacen muchos seguidores rayistas para prolongar el buen ambiente. En años anteriores, cuando ambos conjuntos coincidieron en la misma categoría se produjo un desplazamiento importante de hinchas en los partidos de la primera y la segunda vuelta. Habrá que esperar la decisión que adopta el club amarillo en cuanto al precio de las entradas para los seguidores visitantes y si se producen promociones para los locales.
