El partido entre el Athletic y Las Palmas evidenció algo muy claro: los leones fueron un vendaval y los canarios se vieron superados en todas las facetas. Al final 5-1, un resultado que aguaría la fiesta de cualquier aficionado, pero no la de los insulares ya que, si por algo se caracterizó el duelo, fue por el ambiente de deportividad y camaradería que se vivió en las gradas de la catedral.
Jornada de hermanamiento
La jornada comenzó con el hermanamiento entre aficiones gracias al encuentro entre peñas de ambos equipos por la ciudad de Bilbao. Una complicidad que se trasladó al estadio una vez iniciado el partido con cánticos cruzados repletos de cariño y afecto entre ambos clubes. La hinchada canaria animó a los suyos hasta el final, momento en el que compartieron ánimos con sus correlativos del Athletic. Un buen ambiente que dejó para el recuerdo la imagen de los insulares cantar eso de «Athletic, Athletic» y la de los bilbaínos hacer lo propio con el famoso «Pío, pío». Así da gusto ver fútbol.
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