La euforia se ha hecho con todas las calles de Vitoria en los últimos días. El azul y el blanco ha inundado cada uno de los rincones del casco antiguo y los aledaños de una ciudad que este año ha vivido un sueño. Los aficionados todavía no habían terminado de disfrutar el ascenso cuando el paso de la clasificación de la Copa del Rey aumentaba sus niveles de endorfina.
Después llegó el Celta y con él, la gran felicidad. La plantilla de Pellegrino viviría una final de Copa y delante tendría a uno de los mejores equipos del mundo. La esperanza colmó a una población, que cree en sus posibilidades y en ganar a quien se ponga por delante. Su entusiasmo se ha visto aliñado con el ambiente de fútbol y la ilusión de poder convertir una gran hazaña.
En todo este entorno, el club no ha cesado de contar los días y de realizar iniciativas que impulsaran aún más si cabe los ánimos de los seguidores. Es por eso que han alentado a todos los aficionados a equiparse con la elástica albiazul en la esperada final, tomando ejemplo de su querida ciudad, que se ha vestido de gala. La mayoría de comercios han querido mostrar el apoyo a sus jugadores y han decorado sus escaparates, para alimentar el ánimo de todos los ciudadanos, que podrán vivir una noche gloriosa.
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