El 3 de abril de 2021 la Real ganó la tercera Copa del Rey de su historia tras derrotar al Athletic Club en el estadio de la Cartuja de Sevilla. Un título que rompía, nada más y nada menos, con 34 años de sequía en las vitrinas donostiarras. Pero, pese a semejante hito, la afición txuriurdin no pudo celebrarlo como debía, ya que la pandemia obligó a que el partido se jugara a puerta vacía y, además, el toque de queda entonces vigente hizo que los festejos de los aficionados realistas quedaran restringidos a sus propios domicilios.
Para sacarse esta espina clavada, y coincidiendo con los actos de celebración de su 25 aniversario, la Peña Real Sociedad de Tudela organizó una reunión de aficionados realistas para, justo un año después del triunfo en Sevilla, volver a ver la final y – entonces sí – celebrar juntos la Copa del Rey. Para ello, la entidad navarra instaló una pantalla gigante a través de la cual los presentes pudieron volver a gozar de la victoria ante los leones del Athletic.
A la cita, bautizada como Congresico de Peñas de la Real Sociedad de Tudela, acudieron representantes de 15 agrupaciones del equipo txuriurdin llegadas, además de Navarra, de Guipúzcoa, Vizcaya, Galicia, Madrid, Burgos y Palencia.
Casi como si fuera aquel 3 de abril de 2021, los cerca de 100 asistentes al encuentro vivieron con intensidad un partido que ya forma parte de la historia de la Real Sociedad: reclamando al árbitro el penalti que Íñigo Martínez cometió sobre Portu, gritando al cielo el gol de Mikel Oyarzabal y sufriendo por los 8 minutos de añadido durante los cuales se alargó el partido.
Tras el pitido final, los presentes celebraron la Copa como no se pudo un año antes, brindando por la victoria y cantando a pleno pulmón el Txuri-Urdin en el corazón del Casco Antiguo de Tudela.
Pero la cita en la ciudad navarra no se quedó solo en el visionado del partido y la posterior celebración, el programa de actos preparado para la ocasión comenzó con una visita guiada a Tudela. A esta actividad, le siguió una cata de productos locales y una ronda por los bares de la parte vieja amenizada por un grupo de txistularis. Los locales de la Peña Beterri acogieron la comida de hermandad y el posterior intercambio de regalos entre los presentes.
Para finalizar, y ya con el ambiente convenientemente ‘caldeado’, llegó la proyección de la final y una fiesta que se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Sin duda, una cita que resultó un éxito y que, a buen seguro, se repetirá en próximos años.