Cruzar el charco por el derbi asturiano

Diego Álvarez Bada es el Presidente de la primera y única peña oficial del Real Spoting de Gijón en México.

Los 9.026 kms que hay de distancia entre la Ciudad de México y Madrid y los otros 466 kms de Madrid a Gijón no han impedido a Diego Álvarez Bada disfrutar por novena vez del derbi asturiano. El mexicano es el Presidente de la primera y única peña oficial del Real Sporting de Gijón en su país.

“Gracias al trabajo que tengo he podido llevar a cabo todos estos viajes para seguir de cerca al equipo de mis amores”, asegura Diego, que es tripulante de cabina de la aerolínea mexicana más importante y gracias a la que puede disfrutar de grandes descuentos para sus vuelos.

Para este último derbi, el viaje de Diego comenzó el martes 9 de mayo. Tras un viaje de ida y vuelta desde Ciudad de México hasta Toronto en su jornada de 13 horas, llegó a la capital Azteca y cogió su primer vuelo hacia España con una escala de dos horas y media en la ciudad de Monterrey.

Al llegar a Madrid sobre las 5 de la mañana del jueves, se embarcó en otro vuelo, esta vez hasta Asturias. Su aventura continuó montándose en un autobús que le llevaría hasta Gijón y, posteriormente, hasta el hotel en el que se hospedaría hasta el día del partido. En total fueron más de 37 horas las soportó viajando desde su casa hasta el hotel.

“El viaje todavía no había acabado. Tras un baño, organizarme un poco con las maletas y salir del hotel, salí en busca de mi primer pincho y la primera caña en España. Me supo a gloria bendita. Después, me trasladé al restaurante donde ese día grababan el programa de Radio Marca, conducido por Pablo Guisasola. Fue fantástico vivir de cerca el programa que muchos días escucho desde México en el coche camino al trabajo. En esta ocasión iba a ser yo el entrevistado. Aunque ya había hablado más veces con ellos, esta vez sería en vivo y en directo”.

Todo esto fue lo que Diego vivió en apenas un día en nuestra tierra. El mexicano de nacimiento pero asturiano de sangre y corazón – tal y como él se define –, disfrutó de: Llanes, tierra en la que nacieron sus padres; despidió a los jugadores en el Molinón de camino a la concentración el día del encuentro; entregó un jorongo y dos máscaras de lucha libre a una peña hermana para realizar una subasta benéfica; y visitó dos veces a Mareo, donde tuvo el honor de recibir por parte del club una camisa firmada por toda la plantilla y serigrafiada con el nombre de la Villa de Quini, su peña.

“El día del partido lo viví como suelo hacerlo. Llegué temprano al estadio para ver la impresionante llegada del autobús y el recibimiento que la afición da siempre al equipo. Aproveché para tomar algo con la gente que había viajado desde México, ya que no fui el único en hacerlo. Del partido no daré ninguna opinión, pero resaltaré el Asturias de Víctor Manuel que estuvo sensacional. Lo que más me emociona es vivir el momento en el que los jugadores saltan al campo y toda la Mareona canta a todo pulmón la canción más bonita del mundo mundial con sus bufandas al aire”.

Diego es un claro ejemplo de lo que significa poner corazón y alma en el asador apoyando al equipo de su vida allá donde vaya. El mexicano, asturiano de adopción, espera con ansia el día en el que pueda volver a cruzar el charco para recorrer de nuevo las gradas del estadio más antiguo de España, ‘El Molinón’.