¿Nuestros hijos disfrutan del fútbol como niños?

Compartimos una bonita reflexión de Fernando Arévalo, presidente de la Federación de Peñas Cadistas, sobre la exigencia en el fútbol base y como, a veces, olvidamos lo verdaderamente importante, que los niños disfruten con este deporte.

diariodeaficionesunidas la exigencia de los padres en el futbol base

Hola amigo/amiga:

Te escribo a tí padre o madre que gritas y recriminas a tu hijo durante un partido de cualquier deporte o a tí, que lo haces a escondidas por vergüenza del anterior, mostrando tus reproches y dotes de entrenador sin serlo.

Hoy te voy a pedir que cuando vayas esta noche a la cama de tu hijo/a y esté durmiendo le susurres los mismos reproches al oído. Ahora es imposible ¿verdad?, lo ves tan frágil e indefenso que ya no te parece el mismo de esta mañana o esta tarde. Pues lo es, aquel al que has pedido el 200% y te lo ha dado. Cien por él y cien por tí, ha corrido y ha luchado todo lo que sus fuerzas le han dejado. Pero hay días que salen las cosas y otros que no, como nos pasa al resto de los mortales.

Ahí van otras preguntas: ¿cómo va en los estudios?, ¿respeta al entrenador y sus compañeros?, ¿sí? pues es todo un campeón ya de inicio. Está en un club humilde y no me equivoco si afirmo que con unos valores que seguro le van a ayudar mucho en la vida y tú pensando en que el año que viene debe estar en un club de campanillas. Para el carro amigo/amiga, siéntate en la grada, respira hondo y disfruta con lo que ves. Te acuerdas que tú, en tus tiempos, cuando no había equipos federados jugabas y cuando terminabas seguías jugando a otra cosa con los que eran tus rivales y amigos. Había que ganar pero a los 5 minutos el resultado daba igual. Luego de mayor hasta te has tomado una cerveza con ellos cuando terminabas el partido.

Pero hoy no, tu hijo ha salido llorando porque ha perdido o cabizbajo porque no ha respondido en el campo, quizás deberías recordarle aquel tiempo en el que el fútbol era un entretenimiento y no una profesión desde los 4-5 años. Aquel tiempo sin ojeadores de bebés que chutan al balón y que deben estar en casa con sus madres y padres. Aquellos ojeadores que tú nunca imaginaste que te estuvieran viendo porque eso sería una locura. Al final pasará como en tu época, el que tenga que llegar llegará y los demás no llegarán pero habrán vivido una experiencia maravillosa si la han disfrutado.

Piensa en ello la próxima vez que te sientes en la grada de cualquier campo y dale el mismo abrazo a tu hijo si pierde o si falla como si hubiera ganado. Enséñale la grandeza de este deporte y no las miserias de la vida que ya tendrá tiempo de descubrirlas por sí solo.
Te lo dice uno que ha pecado como tú y que cree que todo esto nos vuelve un poco locos a todos.