Álvaro Infante y Pablo Ballesteros, dos alcalareños en el Real Betis

Álvaro fue segundo entrenador de Pablo y tras estrenarse como primer técnico, Ballesteros pasó a ser su pareja en el banquillo.

A la izquierda, Álvaro Infante. A la derecha, Pablo Ballesteros.

A Álvaro Infante y Pablo Ballesteros (Alcalá de Guadaíra, 1991 y 1996) los unió la pelota. También el amor por los mismos colores, los del Real Betis. Álvaro fue el segundo entrenador de Pablo cuando era cadete en el CD Alcalá. Cuando a Infante le ofrecieron entrenar un equipo él solo, le propuso a Ballesteros que se uniese a su cuerpo técnico. Su pupilo se convirtió en su sombra en el banquillo. Siempre hacían suposiciones por si llegaban al Betis. Hasta que dejaron de hacerlas el pasado verano, cuando se produjo reencontraron en el conjunto verdiblanco.

Ambos estuvieron juntos cuatro años en el Cadete A del CD Alcalá (2013-2017). Lograron tres ascensos. Se hicieron cargo del equipo en Tercera Andaluza y se marcharon dejándolo en la máxima categoría, División de Honor. Algunos de los ascensos no estuvieron exentos de emoción. En el primero de los cosechados, sólo les valía la victoria. El empate a dos, a cinco minutos de finalizar el partido, dejaba a los de Infante en la misma categoría. Sin embargo, un gol en el minuto 90 permitió a los alcalareños abandonar la Tercera Andaluza.

El último ascenso supuso el final de Infante en el club donde se inició como técnico. Álvaro puso punto y final a la mejor trayectoria de un entrenador en categorías inferiores que se recuerda en el municipio. El CD Utrera le ofreció entrenar a su Cadete A, el mismo al que había privado del ascenso la temporada anterior. Aceptó. En principio, Ballesteros continuaría como su mano derecha. Sin embargo, una llamada del Betis a última hora alteró los planes de Infante. El tándem se rompió.

El técnico alcalareño llegó a la Ciudad Deportiva Luis del Sol el verano de 2017. Lo hizo como segundo entrenador del Alevín B. Se antojaba complicado que coincidiera de nuevo con su amigo. Tras un único año como número dos, el Betis lo convirtió en técnico del Benjamín C.

La primera temporada de Infante como primer entrenador gustó en Heliópolis. La recompensa: entrenaría al equipo más relevante de fútbol siete, el Alevín A. Su pupilo había fichado como segundo entrenador y preparador físico para uno de los equipos de fútbol siete. El destino volvió a unirlos. Ballesteros volvió a ser su sombra.

Ambos esperan ansiosos que termine el confinamiento y que se vuelva a jugar la LaLiga Promises, el evento que más atención despierta en estos alcalareños. En ese torneo, cuando vuelva la normalidad, se medirán a los rivales más fuertes del país.