El Getafe Club de Fútbol rescató como entidad el espíritu de Tenerife cuando el equipo descendió en mayo de 2016. Reclutó a Sergio Pachón, héroe del único ascenso azulón a Primera, que anotó cuatro goles en el 3-5 de la isla canaria el 19 de junio de 2004 para hacernos soñar por vez primera. Con una labor impagable con niños y padres de la Escuela de fútbol, Pachón además es el nexo entre club y afición, representada por la Federación de Peñas, y colaboran -colaboramos- en cuantiosas iniciativas para hacer más grande y visible al Geta.
La directiva y el equipo técnico de Esnáider, que pese a bajar en Sevilla tuvieron el respaldo del club para continuar al mando del banquillo en la categoría de plata, configuraron en el periodo estival una plantilla con hasta quince caras nuevas para adaptarse a un cambio tan grande de realidad como lo es descender tras vivir doce años en Primera. Una Liga tan diferente, tan peculiar, tan exigente pese a colindar con la máxima e intercambiar cada año tres equipos requería una cuidada planificación.
Y como nadie te avisa de si te estás moviendo bien hasta que la pura realidad te lo hace sentir en carnes tanto para bien como para mal, la realidad nos explotó en las narices. Un triunfo, tres empates y tres derrotas hicieron tomar la decisión de prescindir de los servicios del entrenador argentino y confirmaron la llegada de Pepe Bordalás. Uno de los maestros de la categoría en los últimos tiempos cambió la cara del Getafe ya en su debut -para curiosidad, en Tenerife- y tras cambiársela a los jugadores completó la acción cambiándonosla a la grada.
Con tres porterías a cero en sus tres primeros choques, un total de siete cuando acumuló trece partidos en nuestra zona técnica y tres derrotas en veinte duelos -o, lo que es lo mismo, cinco meses y casi media Liga- el equipo es incómodo para todo adversario, rentabiliza los goles y si se desequilibra entran en escena el principio y el fin del once titular: Alberto García en portería y Jorge Molina en punta de ataque lo mecen hasta que se calma y se vuelve a dormir. En consecuencia, está asentado en la zona de Playoff, acechando el más mínimo tambaleo de los estables Levante y Girona y busca el objetivo de todos: volver a Primera cuanto antes.
En los diez meses donde la situación del Getafe es la Segunda división, los seis y medio de competición de la misma y sus trece enfrentamientos lejos del Coliseum -más otro de Copa- allá donde jugase el escudo tuvo aliento en la grada. Bordalás ascendió con el Alavés. Bordalás puede. Los jugadores creen. Nosotros soñamos.
Esto es para los que sueñan