Jurgen Griesbeck: «Aficiones Unidas es un ejemplo único en todo el mundo»

El fundador de Common Goal considera que el papel de los aficionados es "superimportante" para conseguir que el fútbol sea una herramienta de construcción social.

Jurgen Griesbeck.

Jurgen Griesbeck nació hace 55 años en Triberg, en la selva negra alemana. Aficionado al Friburgo y futbolista como tantos, sin más ambición que divertirse, su vida cambió para siempre cuando el internacional colombiano Andrés Escobar fue asesinado en 1994. Él estaba en Colombia ampliando sus estudios de sociología del deporte y el impacto de la noticia le hizo tomar una determinación: a partir de ese momento, todas sus energías estarían dedicadas a explorar las posibilidades del fútbol como herramienta de construcción social y de ayuda a los desfavorecidos.

Con ese objetivo, en 2002 creó Streetfootballworld, una iniciativa que conecta a todas las organizaciones que utilizan el fútbol para transformar la sociedad con la intención de alcanzar un impacto global. Common Goal nació en 2017 para involucrar también al fútbol profesional. Desde el inicio, el jugador del Manchester United Juan Mata ha actuado como cofundador del proyecto. El objetivo es que los futbolistas donen el 1% de sus ingresos para acciones sociales relacionadas con el propio fútbol. El plan es ambicioso, pero en Common Goal no están solos. Aficiones Unidas firmó un acuerdo de colaboración en septiembre del 2018 a través del cual dona el 1% de sus ingresos ordinarios.

—Todo comenzó con el asesinato del colombiano Andrés Escobar, pero usted estudiaba sociología del deporte. ¿Cómo le influyeron sus estudios en lo que vino después?
—Realmente no sé si tienen que ver mis estudios con mi reacción. Creo que fue más importante estar en Colombia y el impacto que me causó el asesinato de Escobar. Fue entonces cuando me planteé cómo se podía crear un legado para acabar con algo tan sinsentido. Observé lo que estaba sucediendo en Medellín y en sus calles, la violencia. Unos cinco mil jóvenes morían cada año de forma violenta y descubrimos que si se creaban espacios para compartir y para el diálogo, aquello funcionaba, bajaba la mortalidad.  Las cosas en Colombia ya no son como en la segunda mitad de los noventa, desde luego, ahora está todo más tranquilo y controlado. Pero hay que destacar cómo el fútbol se ha convertido en un elemento más del proceso de reconciliación, como un eje transversal que favorece la reinserción de los desmovilizados. El fútbol se ha usado como herramienta de transformación, casi política

—Una entrevista a Juan Mata le hizo ver que podía ser su socio para el Proyecto Common Goal, ¿cuánto tardó en convencerlo?
—Streetfootballworld nació en 2002 enfocado a las organizaciones que usan el fútbol para la transformación social. Veíamos que había muchas iniciativas que utilizaban el fútbol como herramienta, pero que no estaban conectadas. Nosotros ejercimos de conector para tener más impacto y alcanzamos a unos 2,5 millones de jóvenes con 130 organizaciones en 90 países. Pero nos faltaba integrar el fútbol profesional y por eso nació Common Goal, con la intención de que el 1% de los ingresos comerciales del fútbol pasaran a un fondo colectivo. Mata hablaba en esa entrevista de la dificultad de no perderse en la burbuja. Decía que él no estaba en el fútbol por el dinero, sino por la pasión, y que estaría dispuesto a tener menos ingresos. Hicimos una comprobación de su integridad y transparencia e iniciamos el contacto. Y su implicación crece día a día. No sólo es el primer futbolista que ha tomado parte en el proyecto, es también cofundador de Common Goal, que ya no es una iniciativa de Streetsfootballworld, sino un proyecto liderado por futbolistas profesionales.

Las estrellas del fútbol femenino como Alex Morgan y Rapinoe se han sumado a la causa, ¿se involucran más las mujeres que los hombres?
—Más de la mitad de los futbolistas que apoyan Common Goal son mujeres, y puede resultar sorprendente porque ellas están muy por debajo de los ingresos de los hombres y muchas incluso han decidido aportar más del 1%. Hay algo en el liderazgo femenino relacionado con la lucha que están llevando a cabo por su industria. Digamos que están más acostumbradas a pelear y son conscientes de que hay cosas que sólo se pueden conseguir en equipo. Además, el acceso a ellas es más fácil, no están atrapadas por la burbuja del fútbol, a algunas incluso les cuesta llegar a fin de mes, no hay más que ver lo que se está discutiendo ahora en el fútbol femenino español. Con ellas la conversación es más fácil y de tú a tú. No están envueltas en un ambiente tan protector como el fútbol masculino. Es más sencillo construir confianza y casi todas con las que hablamos se acaban uniendo a Common Goal. Con los hombres, sin embargo, la dificultad es que les llegue la información, que se queda muchas veces en los intermediarios, de manera que se unen muy pocos.

—¿Qué ha significado para Common Goal el compromiso de Jurgen Klopp?
—Su apoyo ha sido importante a varios niveles. Es una persona muy genuina que muestra lo que siente, hay pocos con su carisma y personalidad. A él le crees todo.  Y el hecho de anunciar su apoyo cuando recibió el The Best fue muy relevante porque era un reconocimiento individual que utilizó para combinar el momento de éxito con la responsabilidad de contribuir. Creo que lo que hizo ayudó a redifinir el concepto de éxito para que entendiéramos que no hay éxito sin responsabilidad. Es difícil encontrar una mejor inspiración que Klopp.

—El impulso definitivo llegará cuando clubes de la relevancia del Real Madrid y el Barcelona se involucren también…
—Ellos tienen fundaciones a través de las que canalizan sus acciones sociales y me parece estupendo, pero aquí no se trata de poner en valor una marca o una determinada comunicación. Me parece superbien lo que hacen a través de sus fundaciones, pero al final del día es un esfuerzo del club y de una marca. Nosotros queremos transformar la industria como tal, porque el fútbol a veces tiene las ganas y a veces no, y porque es mejor un planteamiento colectivo que uno individual.  Los clubes protegen mucho a sus jugadores y, en ocasiones, las fundaciones casi no tienen acceso a los futbolistas… Hay casos especiales, como el del Nordsjaelland de Dinamarca, que dona a Common Goal el 1% de todos los flujos económicos que genera el club. Es un ejemplo único porque Common Goal es su ADN. Defienden que una mejor persona es un mejor jugador de fútbol.

—¿Y para cuándo Messi y Cristiano?
—En algún momento va a pasar. No sé si serán Messi y Ronaldo u otros, pero se convertirá en una mecha que motive también a los entes reguladores del fútbol.

—¿Qué papel juegan las aficiones para Common Goal?
—Las aficiones son superimportantes por cómo se posicionan ante la propuesta. En principio, nuestro pensamiento es que las aficiones ya hacen una contribución para que el fútbol sea lo que es, y no hay que pedirles que contribuyan con algo más porque ya aportan mucho. Manchester United Supporter Trust y Aficiones Unidas se han unido para coliderar este proceso y suponen una fuerza tremenda. Aficiones Unidas es un ejemplo único en todo el mundo a nivel de clubes y sirve de inspiración para que otros aficionados y aficiones se sientan a favor del proyecto.

—¿Qué país se ha involucrado más?
—España, el hecho de que Juan Mata sea Juan Mata influye mucho. Tras España citaría a Dinamarca, donde además del Nordsjaelland, se han sumado muchas de las jugadoras de la selección, casi veinte. Ya somos 139 entre jugadores y entrenadores, y 700 en total. Y seguimos creciendo.