La esperanza de Granada

Davinia Pérez Grande - Redactora y responsable de comunicación G19

Los jugadores del Granada Agbo, Carcela, Fourquier y Adrián Ramos hacen piña en el centro del campo junto a sus compañeros.
Los jugadores Agbo, Carcela, Fourquier y Adrián Ramos hacen piña junto al resto de sus compañeros. @G19_GranadaCF

No sabemos si los comienzos pueden ser buenos, pero lo que está claro es que no son siempre fáciles. Cuando el empresario chino John Jiang compró la entidad granadinista rebosaba de alegría, pues se hacía con un equipo en la máxima categoría del fútbol español, la liga más deseada del mundo. Lejos de la realidad de encontrarse meses después, por no decir semanas, con los primeros baches que le impedían disfrutar al máximo de su orgullosa adquisición.

El fútbol es un mundo en el que todo puede pasar, hasta el instante del pitido final cualquier cosa puede ocurrir, lo menos esperado. Fuera del terreno de juego no es diferente. Ceses, dimisiones, lesiones, sanciones y decisiones importantes hacen del día a día un quebradero de cabeza en las oficinas de las entidades deportivas. Jiang lleva ocho meses al frente de su ansiado capricho, del que se declara enamorado, pero ha tenido que tomar decisiones como si llevara años dirigiendo clubes en competición oficial.

Imprevistos

Cambios radicales en el vestuario, la incorporación de 17 nuevos futbolistas y el intento fallido de fichar a Tin Angulo, quien recibió un resultado positivo en consumo de cocaína de un análisis realizado durante su etapa en su anterior equipo cuando ya estaba en la ciudad nazarí; cambio en toda la directiva del equipo, desde la gestión deportiva hasta el área de comunicación; destitución de Paco Jémez tras seis jornadas al frente del banquillo y por el que se hizo una gran apuesta; una pelea interna de dos jugadores por una botella de agua que causó una repercusión nacional; la vuelta de Lucas Alcaraz; el despido en vísperas de Navidad de personas importantes y queridas por la afición granadinista; la acumulación de malos resultados; la desilusión de los hinchas por los resultados de los mercados de fichajes; la salida de futbolistas en invierno que causaron sensación en verano; el repentino cese del director deportivo en los últimos días… una interminable lista de problemas que ponen a prueba la paciencia de cualquier presidente, algo que Jiang ha demostrado tener en demasía.

Positivismo

La afición, por el contrario, ha sufrido ‘idas y venidas’. La imagen del equipo en muchos partidos no ha ayudado a fomentar la ilusión de su hinchada. Los más vulnerables ya lo daban todo por perdido cuando en la primera vuelta los suyos sólo habían conseguido una victoria. Ciertamente, la situación empezaba a ser desesperante.

Los jugadores también necesitaban una nueva victoria que los ayudara a motivarse, a sentir que su esfuerzo diario comenzaba a ser recompensado. No es fácil formar un vestuario nuevo casi al completo y que todas las piezas encajen bien entre ellas. Han tardado, pero han conseguido empezar a rodar positivamente: Una bonita victoria en casa ante la UD Las Palmas, seguido de un desliz en Ipurúa, para volver a darlo todo en su fortín ante el Betis.

La afición, de nuevo en el bolsillo. Los seguidores han alimentado su esperanza y han decidido dejar atrás sus lamentaciones y apoyar al máximo, levantar a los suyos en los peores momentos, guiarlos desde la grada y dejarles claro que el equipo, al final de la temporada, no perderá la categoría. Y es que, aunque sigan en los puestos de descenso, estos hinchas saben lo bonito que es ser del Granada CF.